Charles Moore |

Nueva Orleans, USA [1978]

Muchos son los motivos para visitar una ciudad como Nueva Orleans, pero pocos saben que la Piazza d’Italia está entre ellos.

Considerada como una obra maestra de la arquitectura incluso antes de ser construida, hoy vuelve a lucir en su máximo esplendor.

Es posible que la Piazza d’Italia sea el proyecto más provocador que he visitado nunca. Ese cóctel de formas, materiales y colores me dejaron sin palabras, así que empecemos con su contexto para entender mejor la obra.

La Piazza d’Italia como símbolo del Posmodernismo

Hace un tiempo te hablé de arquitectura posmoderna y de una de sus obras más representativas, la Casa Guild de Robert Venturi en Filadelfia.

Si aún no lo has hecho, te recomiendo que leas el artículo para entender mejor las bases de esta corriente artística e intelectual.

Después de esto, entenderás porqué la Piazza d’Italia es un perfecto ejemplo de arquitectura posmoderna. Sin duda, el más importante como espacio público.

El encargado de dar vida a esta obra fue el conocido arquitecto posmoderno Charles Moore, junto al estudio de arquitectura Perez & Associates de Nueva Orleans. No era el primer espacio público que Moore diseñaba, pero sí el único que se convirtió en una obra de referencia incluso antes de ser finalizado.

El proyecto empezó en 1974, cuando los líderes de la comunidad Italo-Americana de Nueva Orleans decidieron encargar una plaza para conmemorar la inmigración italiana en la ciudad.

El emplazamiento se ubicó en un área de almacenes que estaba un tanto descuidada, muy cercana al río Mississippi y su puerto. La intención era iniciar una regeneración urbana de la zona, tan próxima al famoso Vieux Carré -Barrio Francés- de Nueva Orleans.

Tristemente, después de su inauguración en 1978, la Piazza d’Italia cayó en desuso y empezó a deteriorarse rápidamente. Llegó a ser conocida como la primera “ruina Posmoderna”. 

No fue hasta 2004 cuando una restauración integral la devolvió a su estado original.

Uno de los proyectos más conocidos e influyentes de Charles Moore

No podremos entender la Piazza d’Italia sin conocer un poco mejor a su arquitecto.

Charles Moore fue un intelectual que pasó su vida dando clase en las mejores universidades de Estados Unidos. Su teoría se basaba en el disfrute y estudio de cómo la arquitectura podía hacer feliz a la gente.

“Disneyland debe ser considerado como la obra más importante construida en la Costa Oeste de las últimas décadas”, era una de sus polémicas frases.

Recordemos que en aquel momento el estilo predominante en las escuelas de arquitectura era el Estilo Internacional, también conocido como Movimiento Moderno o Minimalismo.

El Estilo Internacional tiene unas pautas estéticas muy marcadas y es bastante inflexible, sobretodo en cuanto a ornamento se refiere.

Te recomiendo que leas el artículo del Weissenhof Siedlung en Stuttgart si quieres saber más sobre este estilo arquitectónico. Allí encontrarás obras del movimiento moderno de arquitectos tan importantes como Le Corbusier o Mies Van der Rohe.

Sin embargo, Moore era completamente contrario al estilo internacional. El arquitecto posmoderno defendía que la arquitectura se trata de posibilidad.

Charles Moore quería que sus obras inspiraran alegría y conectaran con la gente corriente.

¿Conseguiría su objetivo con la Piazza d’Italia?

Disfrutar la Dolce Vita Italiana

Si hay algo que caracteriza a las ciudades italianas es la alegría que inunda los desordenados barrios antiguos. Plazas llenas de vida, calles sinuosas con rincones mágicos, y un sinfín de lugares con encanto que aparecen a la vuelta de cualquier esquina.

Este efecto sorpresa es exactamente lo que Charles Moore quería conseguir con la Piazza d’Italia en Nueva Orleans. El proyecto inicial incluía un angosto recorrido franqueado por edificios, desembocando en una plaza llena de comercios y cafeterías.

Pero Moore no pretendía reproducir una típica plaza Italiana. Nada más lejos de la realidad.

El polémico arquitecto se caracterizaba por emplear materiales y elementos ordinarios. Los utilizaba fuera de contexto, buscando así la provocación. De esta manera declaraba que para revolucionar la arquitectura no es necesario muchos inventos. 

Tristemente, el proyecto de la Piazza d’Italia quedó fragmentado. Los edificios existentes ubicados en el lado Oeste de la plaza fueron derribados.

La idea inicial de una plaza circular cerrada, acabó convirtiéndose en una especie de escenario abierto.

En el plano de planta vemos la intención de restaurar la zona inferior para cerrar la plaza. Sin embargo, la Piazza d’Italia está hoy desolada mirando hacia un aburrido aparcamiento al aire libre.

Explosión de color y estilos en la Piazza d’Italia

Este contratiempo no evitó que la plaza de Charles Moore se convirtiera en un hito del posmodernismo. Hoy es, sin duda, una visita imprescindible para conocer mejor este movimiento artístico.

El día que tenía previsto visitar la Piazza d’Italia no sabía muy bien qué esperar. ¿Cuál sería la primera sorpresa?

Pues que estaba cerrada…

Se podía ver desde la valla, pero no contenta con eso, decidí volver al día siguiente.

Fue cruzar la torre del reloj y trasladarme a un mundo de fantasía. 

Columnas clásicas, divertidas fuentes, arcos y portadas por doquier. ¡Hasta un templo romano!

Una extravagante ilusión salpicada con un estallido de color.

El pavimento a rayas recuerda a las plazas italianas, conduciendo la mirada al centro. Aquí se eleva la fuente escalonada, donde unos bloques de granito dibujan la península de Italia.

A su alrededor, como si de un telón de fondo se tratara, se yergue orgullosa la colorida escenografía inspirada en la antigua Roma.

La Piazza d’Italia no solo llama la atención por sus formas y colores, sino que los materiales también juegan un papel muy importante. Desde capiteles jónicos elaborados con acero inoxidable, hasta hojas de acanto dibujadas mediante chorros de agua.

Como colofón, imagina todo este conjunto iluminado con luces de neón cuando cae la noche.

Todo un espectáculo donde el mundo tecnológico se encuentra con la arquitectura clásica.

¿Te parece ya suficiente provocación? Pues espera, que aún hay más.

La propia cara de Charles Moore es la que da forma a las divertidas fuentes que echan agua por la boca. ¿Te lo esperabas?

Pensándolo bien, no se me ocurre mejor manera de dejar tu estampa en un proyecto. 😉

Sin ninguna duda, la Piazza d’Italia es toda una experiencia para los sentidos.

Respuesta de Nueva Orleans hacia la Piazza d’Italia

Al principio del artículo veíamos que la Piazza d’Italia se ubicó en una zona en desarrollo.

Si bien es cierto que el barrio ha cambiado mucho y está más animado, no hay duda de que la Piazza d’Italia echa en falta la zona de cafeterías y comercios. Como resultado, este alegre espacio público tiene un aspecto un tanto solitario.

No sabemos si algún día podremos ver la Piazza d’Italia tal y como Charles Moore la concibió.

Hasta entonces, nos tendremos que conformar con disfrutar de, según el Centro Cultural Italo-Americano de Nueva Orleans, la perfecta expresión de la ‘gloria di vita’ Italiana.

¿Has visitado algún proyecto tan provocador como éste? Cuéntame si te gustaría ir a Nueva Orleans, y si dedicarías una parte de tu viaje para visitar la Piazza d’Italia.

Te aseguro que no te dejará indiferente. 😉